viernes, 29 de noviembre de 2013

Día de Acción de Gracias

Desde que comencé el proceso para venir a Estados Unidos, deseé con que llegara el día de celebrar Acción de Gracias. Hoy, por fin, llegó ese día, aunque hubiera preferido que el tiempo pasara más lentamente. Con la tontería ya son tres meses los que llevo aquí. 

The First Thanksgiving at Plymouth por Jennie A. Brownscombe (1914).
Una bonita celebración con mis tíos y su familia.
Acción de Gracias es una de las festividades más importantes en Estados Unidos (para algunas familias incluso más que Navidad); no obstante, antes de explicaros cómo ha ido este día, haré un breve recorrido histórico sobre los orígenes de esta festividad. 

La celebración del Día de Acción de Gracias (Thanksgiving Day) tiene su origen en la región de Nueva Inglaterra, territorio que actualmente corresponde a los estados de Massachusetts, Maine, Vermont, Connectiuct, Rhode Island y New Hampshire, donde llegaron los primeros colonos británicos a bordo del Mayflower en el año 1620. Y allí fue, concretamente en Massachusetts, donde fundaron la ciudad de Plymouth. Sin embargo, la colonia era grande y no tenían los suficientes recursos para alimentar a todos los miembros, por lo que muchos de ellos murieron debido al hambre o a las enfermedades. Solamente unos pocos de ellos lograron sobrevivir gracias a la inestimable ayuda de los nativos americanos, quienes los ayudaron a sembrar maíz y a pescar, entre otras cosas. Por esta razón, en agradecimiento por las buenas cosechas, decidieron celebrar al año siguiente (1621) esta festividad.

La festividad en sí comenzó el miércoles, ya que ésta cubre un puente de cinco días, por lo que I'm really thankful for having five wonderful days to do nothing. Esto vendría a significar que "doy gracias por tener cinco maravillosos días para no hacer nada". El miércoles por la noche celebré una cena especial con mi host family a la que también acudieron los padres de mi madre de acogida. Esta cena es un preludio del montón de comida que te vas a meter al día siguiente, pero está chulo celebrarlo porque es algo nuevo para mí después de verlo tantas veces por TV, en películas o series.

Así las cosas, este primer día cenamos una sopa hecha de brócoli y queso, que parece extraño pero estaba buena, y una ensaladita. Todo muy healthy hasta que vino lo realmente típico de esta celebración: el pastel de manzana, a lo American Pie, el pastel de calabaza, uno de los platos estrella de Acción de Gracias, y otro pastel de nueces. El pastel de manzana iba acompañado con helado de vainilla y el de calabaza con whipped cream, o lo que es lo mismo, nata montada. No es que me apasionen los dulces y los pasteles. Ni siquiera me gustan, pero no podía negarme a probarlos en tan señaladas fechas para contarlo luego aquí. Eso sí, para vosotros, golosos cabrones, hubiera sido el cielo. Después de cenar, es típico jugar a algún juego toda la familia, así que echamos unas partidas a las cartas.

La cenita preludio.
En primer plano, el pastel de manzana. Atrás, el pastel de calabaza (der) y el de nueces (izq).
Con esta bomba calórica, ya puedo ir a correr 50 millas.
Pero como ya he dicho, el miércoles fue la crónica de un jueves maravilloso. Hacia las 15:00 de la tarde, fui recogido en casa por mis "tíos" para ir a celebrar el Thanksgiving como Dios manda a casa de la hermana de mi "tía" en St. Paul, que, como recordaremos, es la capital de Minnesota. Antes de comenzar a cenar, que fue sobre las 18:00 de la tarde, echamos un partidito de fútbol en un parque delante de casa, aunque yo tenía la mente en la cena. Llegué a la conclusión de que para los estadounidenses es una de las celebraciones más importantes, mientras que a los españoles que no están en Estados Unidos les importa un comino. En cambio, dudo que para millones de pavos sea una celebración. Aunque bueno, ellos son ajenos a que están siendo cebados cada año para acabar eviscerados, que luego un pervertido les va a meter la mano por el culo repetidas veces para rellenarlos de otros ingredientes, despellejados, asados en el horno a temperaturas infernales, descuartizados y troceados y, finalmente, devorados para luego ser cagados. Así es la vida.

Partidito de soccer con la familia.


Desafortunadamente, me perdí dos cosas: tomar una fotografía del pavo todavía sin ser troceado y rezar alguna oración, cosa que me hubiera hecho ilusión. No obstante, la cena fue deliciosa. Devoré el pavo como un muerto de hambre, ya que era una fuente inagotable de proteínas, y lo acompañé con todo lo típico: ensalada de manzana y queso, zanahorias cocidas, pastel de verduras, puré de patatas (mashed potatoes), puré de calabaza, squash (que es una especie de acompañamiento hecho a base de pan y especias), salsa de arándanos y una salsa llamada gravy que acompaña el pavo, las patatas y el pan éste. Y para beber, unas buenas botellitas de vino tinto. De postre, como era obvio, hubo pastel de calabaza. Me puse tibio, tibio a comida... ¡Ahora mismo ya puedo decir que por fin he celebrado un Acción de Gracias!

Pavo horneado y despedazado.
El pavo y el arma del crimen.
Los sides o complementos que acompañan al pavo.
Plato final. Para adentro se ha dicho.
Después de eso, sacamos algunas botellitas de alcohol. Echaba de menos la ginebra después de tres meses sin beberla, así que no pude resistirme a meterme un cubata de Beefeater con Coca-Cola. Me sentó divino.

El alcohol también tiene un tamaño proporcional con las medidas de todo en este país: 1,75 L.
Esto es lo que ha dado de sí Acción de Gracias. Posiblemente, muy pronto escriba otra entrada siguiendo a esta para comentar mi primer partido de NHL, que es mañana. Un apasionante Minnesota Wild vs. Colorado Avalanche.

martes, 12 de noviembre de 2013

Un partido de NBA y algunas cosas más.

Esta nueva entrada de mi blog, va dedicada al primer partido de NBA al que asisto y a algunas cosas más.

Target Center: Timberwolves vs. Warriors
Ciertamente, no soy aficionado al baloncesto. Vale, es cierto que soy un chico deportista, sano y que me gustan casi todos los deportes, pero no puedo con el baloncesto. Y mirad que lo he intentado, pero no me entra por ningún lado. No obstante, creo que, aunque seas o no aficionado a este deporte, es mandatory, o sea, obligatorio, ver un partido de la NBA si vienes a Estados Unidos. De hecho, lo había apuntado en mi lista de "cosas por hacer", junto con otros partidos de las Grandes Ligas antes de venir hacia acá. De momento, ya he podido ver un partido de baloncesto y MLB (béisbol). Ahora solamente me queda la NFL (fútbol americano) y NHL (hockey hielo).

Bueno, dije que no soy aficionado al baloncesto en presente. Pero todo ser humano tiene un pasado muy oscuro. Y es que yo de pequeño (pero muy, muy pequeño), cuando iba a primaria, hacía una colección de tarjetas de la NBA. Realmente, no sé qué es lo que me llamaba la atención o por qué dejé de estar interesado en ese deporte. Las cartas eran espectaculares porque salían jugadores haciendo mates ahí con toda la rabia, con la boca abierta, derribando a los defensores rivales, haciendo ganchos que parecía que saltaran cinco metros de altura, porque la cámara los enfocaba desde abajo, o, incluso, haciendo mates de espaldas a la canasta. Y todo adornado con purpurina o efectos que hacían que las cartas brillaran al sol (esas típicas cartas o cromos brillantes que, por esa simple característica, querías cambiar por dos cromos normales). Claro, yo era un niño y pensaba que esos tíos eran dioses. Es posible que me sintiera atraído por el baloncesto por ese baile trance de colorines y los jugadores haciendo mates escandalosos, pero llegó cierto día en que las tiré todas a la basura porque me harté del baloncesto. Bueno, no las tiré; realmente, no sé qué se hizo de ellas. No obstante, aún me acuerdo de todos esos tíos que hacían mis delicias: Larry Bird, Magic Johnson, Scottie Pippen, Hakeem Olajuwon, Charles Barkley, John Stockton, David Robinson, Karl Malone, Patrick Ewing, Dennis Rodman o el gran Michael Jordan, entre otros muchos.









El partido en cuestión al que asistí fue un Minnesota Timberwolves vs. Golden State Warriors. El acceso al estadio, el Target Center, lo hicimos por los skyways, que, como recordaréis, son pasarelas que unen los edificios de Minneapolis para evitar pisar la calle durante el invierno. Así las cosas, puedo decir que llegué al estadio desde casa sin pisar la calle en ningún momento. Estos skyways parecen pasarelas de acceso a los aviones, conectan todos los edificios del centro de la ciudad, con lo que puedes ir de un lugar a otro, incluso a los estadios deportivos, ya que tienen señalizaciones y todo tipo de tiendas, bares y restaurantes. Son calles colgantes sobre el vacío. Volviendo al tema principal, nunca antes había ido a ver un partido de baloncesto, ni siquiera en España, así que no sé qué tan espectaculares son allí los partidos, pero tengo que decir que aquí son un festival. El estadio parecía una discoteca de proporciones ciclópeas cuando se apagaban las luces, los focos multicolores iban iluminando la pista y la música (en realidad pinchaba un DJ) sonaba a toda pastilla por los altavoces. El partido en sí, a pesar de que como ya he dicho no me gusta el baloncesto, estuvo entretenido con toda la gente animando desde el minuto 0. El resultado, un 93-106 a favor de Golden State, fue lo de menos.

Pasarela de skyways por dentro.
El sistema de skyways parece un aeropuerto.
Por otra parte, también celebramos recientemente Halloween. En cierta manera, tenía muchas ganas de celebrar esta festividad. Vale, sí, desde hace algunos años la hemos adoptado en España, pero no es lo mismo ni por asomo. Aquí es el Halloween típico de las películas, aunque siempre nos lo han vendido como una invención americana, y eso no es cierto. Esta festividad fue importada por los inmigrantes irlandeses que llegaron a Estados Unidos en el pasado, aunque no voy a entrar en eso ahora. No me importa. Pues bien, lo primero que hicimos fue tallar las calabazas típicas (tres en total, las de mis dos host brothers y la mía), les pusimos una vela dentro para iluminarlas y las sacamos a la calle. ¡Fue muy chulo! Al día siguiente, el día de Halloween en sí, fui a cenar a casa de mis "host tíos" y después salimos con mi tía y sus hijos a pedir caramelos, el famoso trick or treat, el truco o trato, mientras que mi tío se quedaba en casa con una cesta llena de caramelos y chocolatinas para repartir a los chavales que vinieran a pedirlas a casa. Muy, muy típico, ¡como en las películas! Algunas casas estaban tremendamente adornadas con lápidas, cementerios, calabazas, arañas, muñecos, fantasmas, esqueletos, etc. Y no solamente eso, sino que también tenían efectos visuales y sonoros. Abajo, podréis ver algunos ejemplos:

Mi calabaza de Halloween.
Mi calabaza y la de mis hermanos.
La decoración de algunas casas es impresionante.
Más decoración.
Los exteriores muy guapos también.
Incluso sus habitantes se visten para la ocasión.
Una pequeña muestra de las chocolatinas que obtuvieron los chavales.
Aparte del partido de baloncesto, Halloween y algunas otras cosillas que no merece la pena mencionar, no he hecho nada más digno de explicar a mis amigos y familiares, aunque podéis estar preparados porque dentro de dos semanas viene el Día de Acción de Gracias, un partido de NHL, que es mi regalo de cumpleaños, y, por supuesto, mi cumpleaños, que lo celebraré a lo grande con toda la gente que he conocido aquí. Aunque bueno, si tengo que contaros algo desde que volví de Chicago, me gustaría hablar un poco de mis planes. Debido a que ya hace bastante frío (las temperaturas en ocasiones bajan a -15ºC con sensaciones térmicas de -20ºC) y anochece a las 16:30 de la tarde, también salimos menos por las tardes, aunque eso no impide que siga yendo al gimnasio o salga a correr y llegue a casa con todo el cuerpo entumecido por el frío. Realmente, no me estoy quejando de ello. De hecho, me gusta muchísimo y ya sabía antes de venir que iba a sufrir estas temperaturas, pero es algo que me gusta comentar y dejar constancia de ello porque son cosas que nunca he vivido (en Barcelona jamás bajamos de los 0ºC). Así, como disfruto de relativamente bastante tiempo libre, además de ir al gimnasio y a correr, me gusta invertir tiempo planeando mis futuros viajes. A continuación, algunas fotos de las nevadas que hay ya por acá:







Nuestro siguiente viaje será por Navidad a Nueva York y Washington D.C., pero ya tengo otros planes para ir a Denver (Colorado), Puerto Rico (¡ojo a tirar la casa por la ventana!), por Semana Santa a  Las Vegas, el Gran Cañón del Colorado, Los Ángeles, Santa Mónica y San Francisco (viaje espectacular), Monte Rushmore, en Dakota del Sur, y quién sabe dónde más podemos acabar... Estamos en Estados Unidos por casi un año, así que hay que aprovechar, ¿no? Nadie me quitará ya esto en la vida.

Lo dicho, próximamente Acción de Gracias y mi cumpleaños.