Esta nueva entrada de mi blog, va dedicada al primer partido de NBA al que asisto y a algunas cosas más.
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Target Center: Timberwolves vs. Warriors |
Ciertamente, no soy aficionado al baloncesto. Vale, es cierto que soy un chico deportista, sano y que me gustan casi todos los deportes, pero no puedo con el baloncesto. Y mirad que lo he intentado, pero no me entra por ningún lado. No obstante, creo que, aunque seas o no aficionado a este deporte, es
mandatory, o sea, obligatorio, ver un partido de la NBA si vienes a Estados Unidos. De hecho, lo había apuntado en mi lista de "cosas por hacer", junto con otros partidos de las Grandes Ligas antes de venir hacia acá. De momento, ya he podido ver un partido de baloncesto y MLB (béisbol). Ahora solamente me queda la NFL (fútbol americano) y NHL (hockey hielo).
Bueno, dije que no soy aficionado al baloncesto en presente. Pero todo
ser humano tiene un pasado muy oscuro. Y es que yo de pequeño (pero muy,
muy pequeño), cuando iba a primaria, hacía una colección de tarjetas de
la NBA. Realmente, no sé qué es lo que me llamaba la atención o por qué
dejé de estar interesado en ese deporte. Las cartas eran espectaculares
porque salían jugadores haciendo mates ahí con toda la rabia, con la
boca abierta, derribando a los defensores rivales, haciendo ganchos que
parecía que saltaran cinco metros de altura, porque la cámara los
enfocaba desde abajo, o, incluso, haciendo mates de espaldas a la
canasta. Y todo adornado con purpurina o efectos que hacían que las
cartas brillaran al sol (esas típicas cartas o cromos brillantes que,
por esa simple característica, querías cambiar por dos cromos normales).
Claro, yo era un niño y pensaba que esos tíos eran dioses. Es posible
que me sintiera atraído por el baloncesto por ese baile trance de
colorines y los jugadores haciendo mates escandalosos, pero llegó cierto
día en que las tiré todas a la basura porque me harté del baloncesto.
Bueno, no las tiré; realmente, no sé qué se hizo de ellas. No obstante,
aún me acuerdo de todos esos tíos que hacían mis delicias: Larry Bird,
Magic Johnson, Scottie Pippen, Hakeem Olajuwon, Charles Barkley, John
Stockton, David Robinson, Karl Malone, Patrick Ewing, Dennis Rodman o el
gran Michael Jordan, entre otros muchos.
El partido en cuestión al que asistí fue un Minnesota Timberwolves vs. Golden State Warriors. El acceso al estadio, el Target Center, lo hicimos por los
skyways, que, como recordaréis, son pasarelas que unen los edificios de Minneapolis para evitar pisar la calle durante el invierno. Así las cosas, puedo decir que llegué al estadio desde casa sin pisar la calle en ningún momento. Estos
skyways parecen pasarelas de acceso a los aviones, conectan todos los edificios del centro de la ciudad, con lo que puedes ir de un lugar a otro, incluso a los estadios deportivos, ya que tienen señalizaciones y todo tipo de tiendas, bares y restaurantes. Son calles colgantes sobre el vacío. Volviendo al tema principal, nunca antes había ido a ver un partido de baloncesto, ni siquiera en España, así que no sé qué tan espectaculares son allí los partidos, pero tengo que decir que aquí son un festival. El estadio parecía una discoteca de proporciones ciclópeas cuando se apagaban las luces, los focos multicolores iban iluminando la pista y la música (en realidad pinchaba un DJ) sonaba a toda pastilla por los altavoces. El partido en sí, a pesar de que como ya he dicho no me gusta el baloncesto, estuvo entretenido con toda la gente animando desde el minuto 0. El resultado, un 93-106 a favor de Golden State, fue lo de menos.
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Pasarela de skyways por dentro. |
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El sistema de skyways parece un aeropuerto. |
Por otra parte, también celebramos recientemente Halloween. En cierta manera, tenía muchas ganas de celebrar esta festividad. Vale, sí, desde hace algunos años la hemos adoptado en España, pero no es lo mismo ni por asomo. Aquí es el Halloween típico de las películas, aunque siempre nos lo han vendido como una invención americana, y eso no es cierto. Esta festividad fue importada por los inmigrantes irlandeses que llegaron a Estados Unidos en el pasado, aunque no voy a entrar en eso ahora. No me importa. Pues bien, lo primero que hicimos fue tallar las calabazas típicas (tres en total, las de mis dos
host brothers y la mía), les pusimos una vela dentro para iluminarlas y las sacamos a la calle. ¡Fue muy chulo! Al día siguiente, el día de Halloween en sí, fui a cenar a casa de mis "
host tíos" y después salimos con mi tía y sus hijos a pedir caramelos, el famoso
trick or treat, el truco o trato, mientras que mi tío se quedaba en casa con una cesta llena de caramelos y chocolatinas para repartir a los chavales que vinieran a pedirlas a casa. Muy, muy típico, ¡como en las películas! Algunas casas estaban tremendamente adornadas con lápidas, cementerios, calabazas, arañas, muñecos, fantasmas, esqueletos, etc. Y no solamente eso, sino que también tenían efectos visuales y sonoros. Abajo, podréis ver algunos ejemplos:
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Mi calabaza de Halloween. |
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Mi calabaza y la de mis hermanos. |
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La decoración de algunas casas es impresionante. |
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Más decoración. |
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Los exteriores muy guapos también. |
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Incluso sus habitantes se visten para la ocasión. |
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Una pequeña muestra de las chocolatinas que obtuvieron los chavales. |
Aparte del partido de baloncesto, Halloween y algunas otras cosillas que no merece la pena mencionar, no he hecho nada más digno de explicar a mis amigos y familiares, aunque podéis estar preparados porque dentro de dos semanas viene el Día de Acción de Gracias, un partido de NHL, que es mi regalo de cumpleaños, y, por supuesto, mi cumpleaños, que lo celebraré a lo grande con toda la gente que he conocido aquí. Aunque bueno, si tengo que contaros algo desde que volví de Chicago, me gustaría hablar un poco de mis planes. Debido a que ya hace bastante frío (las temperaturas en ocasiones bajan a -15ºC con sensaciones térmicas de -20ºC) y anochece a las 16:30 de la tarde, también salimos menos por las tardes, aunque eso no impide que siga yendo al gimnasio o salga a correr y llegue a casa con todo el cuerpo entumecido por el frío. Realmente, no me estoy quejando de ello. De hecho, me gusta muchísimo y ya sabía antes de venir que iba a sufrir estas temperaturas, pero es algo que me gusta comentar y dejar constancia de ello porque son cosas que nunca he vivido (en Barcelona jamás bajamos de los 0ºC). Así, como disfruto de relativamente bastante tiempo libre, además de ir al gimnasio y a correr, me gusta invertir tiempo planeando mis futuros viajes. A continuación, algunas fotos de las nevadas que hay ya por acá:
Nuestro siguiente viaje será por Navidad a Nueva York y Washington D.C., pero ya tengo otros planes para ir a Denver (Colorado), Puerto Rico (¡ojo a tirar la casa por la ventana!), por Semana Santa a Las Vegas, el Gran Cañón del Colorado, Los Ángeles, Santa Mónica y San Francisco (viaje espectacular), Monte Rushmore, en Dakota del Sur, y quién sabe dónde más podemos acabar... Estamos en Estados Unidos por casi un año, así que hay que aprovechar, ¿no? Nadie me quitará ya esto en la vida.
Lo dicho, próximamente Acción de Gracias y mi cumpleaños.
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