viernes, 30 de mayo de 2014

Dakota del Sur y Wyoming

Sí, quizás Nueva York, Las Vegas y Los Ángeles son ciudades turísticas, pero ¿cuánta gente se ha paseado por aquellos territorios dejados de la mano de Dios en Dakota del Sur y Wyoming? Poca gente visitaría estas zonas si no fuera, posiblemente, por el Monte Rushmore (Dakota del Sur) o Yellowstone (Wyoming, entre otros estados). Aún así, no es un destino turístico principal para la gran mayoría de personas, por lo que puede considerarse otra zona de la América profunda.

Carreteras rectas y largas hasta el fin del mundo.
Para este viaje, nos reservamos el puente del Memorial Day (24, 25 y 26 de mayo). Salimos desde Minneapolis el viernes por la tarde, después del trabajo, y llegamos a nuestro destino, Rapid City, en Dakota del Sur, a las 5 de la mañana del sábado. A pesar de que Dakota del Sur y Minnesota son estados limítrofes, es decir, hacen frontera entre sí (lo que equivaldría a viajar entre Barcelona y Tarragona), el viaje duró diez horas, por lo que el trayecto de un estado a otro equivalió a cruzarse toda España de Cádiz a Barcelona. Genial. Además, Estados Unidos se caracteriza por sus largas e interminables carreteras que siguen rectas más allá del horizonte, con poquitas curvas, lo que, sumado a que Dakota del Sur se encuentra dentro de las Grandes Llanuras, hizo que el viaje se hiciera pesado y soporífero. No obstante, lo que hacía el viaje interesante es que tenías que jugar a esquivar cosas por la carretera. Por una parte, cadáveres de animales esparcidos por el asfalto, sin contar aquellos ciervos que se te cruzaban de repente por medio de la autopista. Por otra parte, los típicos rednecks (pueblerinos) vestidos de leñadores que conducían pick-ups tan destartaladas que iban perdiendo cosas por el camino. En una ocasión, tuvimos que esquivar una caña de pescar y una red que se le cayó a uno de su camioneta. Estoy seguro que estos dueños de las camionetas juegan de noche a ser asesinos en serie, como en las películas en que un grupo de amigos van a la cabaña del bosque y se pierden en una carretera en mitad de la nada. Y, por supuesto, también esquivamos ciervos suicidas que se lanzaba a la carretera.

Camioneta pick-up típica de asesino en serie.
Nuestra base de operaciones estaba situada en la ciudad de Rapid City, la segunda población más grande de Dakota del Sur, por detrás de Sioux Falls. Con una población cercana a los 70.000 habitantes, Rapid City es uno de los solamente once pueblos que pasan de los 10.000 habitantes en este estado. Y es que, con una extensión de 200.000 kilómetros cuadrados, similar a Bielorrusia o Rumanía, solamente tiene una población de 844.000 habitantes, algo más que Valencia. Pero lo bueno es que Rapid City está cerca de todo lo que queríamos ver.

El sábado por la mañana, después de dormir tres horas, visitamos Bear Country, que estaba de camino a Monte Rushmore. Bear Country es una atracción muy interesante para ver todo tipo de animales en "libertad". Aunque no es un zoológico, tampoco es campo abierto, pero el parque es una especie de "Drive thru", es decir, vas montado en tu coche por una serie de senderos para ver todo tipo de animales, desde lobos a cabras, renos, bisontes y osos, de ahí su nombre. Lo que hace esta atracción sensacional es que los animales no están enjaulados, sino que caminan a sus anchas por ahí y se pueden acercar a tu coche, incluso los osos. Por esa razón, nos llamaron varias veces la atención desde una torre de vigilancia con la frase "keep your windows up", esto es, mantén las ventanas subidas. Sí, rodeados de osos y solamente nos faltaba bajarnos del coche.



Bear Country (y las siguientes).











Nunca había tenido un oso tan cerca.
Más tarde, fuimos al Monte Rushmore, razón principal de nuestro viaje. Este monte, situado en la localidad de Keystone, de la que más tarde hablaré, fue tallado entre 1927 y 1941 y representa los rostros de cuatro presidentes de Estados Unidos, de izquierda a derecha, George Washington, Thomas Jefferson, Theodore Roosevelt y Abraham Lincoln. Su aparición tiene fácil explicación: Washington significa la lucha por la independencia y el nacimiento de la República; Jefferson, la expansión territorial del país; Roosevelt, el rol de los Estados Unidos en los asuntos exteriores y Lincoln, finalmente, la unión permanente de los estados. Debo decir que me encantó ver este monumento, ya que es uno de los más famosos en el mundo, y sentía la necesidad de verlo antes de morir.


Monte Rushmore.
De izq a der, Washington, Jefferson, Roosevelt, Lincoln.
Por la tarde, volvimos por el mismo camino para ver la localidad de Keystone, una localidad que no llega a los 400 habitantes y que parece anclada en el siglo pasado. Obviamente, juega su papel de localidad turística por estar a los pies del Monte Rushmore. La mayor parte del movimiento que hay en este pequeño pueblo pasa por su calle principal, llena de bares, restaurantes y tiendas de souvenirs ambientados en el lejano oeste. Esto es algo que me sorprendió, ya que pensaba que el lejano oeste solamente sobrevivía en Texas, Arizona, California y toda esa zona. No obstante, Dakota del Sur no se queda atrás y ya veréis por qué. Después de pasear por Keystone, nos dirigimos a Needles Highway, un espectacular puerto de montaña que comunica el Monte Rushmore con Custer State Park. Needles Highway destaca, principalmente, por sus estrechas y angostas carreteras a través de Black Hills, las Colinas Negras. Increíbles son, también, los túneles construidos a través de la montaña. Saliendo del puerto de montaña, fuimos a parar a unas bonitas praderas verdes en las que había bisontes pastando hasta llegar a las puertas de Custer State Park, aunque allí nos cayó la noche y no entramos.






Keystone.
Needles Hwy.


Bisonte en el arcén.
Custer State Park.
El domingo por la mañana, nos dirigimos a las Badlands, las "tierras malas", un parque nacional caracterizado por sus formaciones rocosas, las cuales tienen gran cantidad de fósiles del pasado. Habiendo visto en primera persona el Gran Cañón del Colorado, este parque nacional no quita la respiración, pero sigue siendo precioso e interesante. Una cosa no quita la otra. Allí pasamos unas tres o cuatro horas viendo sus vastas extensiones de formaciones rocosas blancas. Después de volver a Rapid City para comer en un restaurante ambientado en los años 60, condujimos hasta Wyoming para ver otro parque nacional espléndido, el de Devil's Tower, es decir, La Torre del Diablo.


Badlands National Park.









Declarado el primer monumento nacional de Estados Unidos en 1906, la Torre del Diablo es una impresionante formación rocosa situada en Wyoming, muy cerca de la frontera con Dakota del Sur, que se eleva 386 metros sobre su base. Dice la leyenda Lakota, indios de la tribu Sioux, que la Torre del Diablo se elevó hasta los cielos cuando unas chicas perseguidas por osos pidieron ayuda al Gran Espíritu. Como consecuencia, los osos no pudieron subir la roca y las chicas se convirtieron en las Pléyades. Esta montaña tuvo y tiene una gran importancia para los habitantes indios de la región, por lo que se le debe tener un gran respeto. No se permite fumar en la zona, ni tampoco beber, salirse de los senderos habilitados para caminar ni escalar más allá de lo permitido (unas marcas blancas) sin registrarse. Y es que escalar la montaña sin registrarse se considera, citando los avisos, una ofensa nacional. Yo decidí no ofender a Estados Unidos, así que solamente escalé hasta las señales blancas. Por otra parte, varios trails o caminos rodean la montaña, por lo que se puede pasar un rato agradable dando la  vuelta a la montaña. Nosotros decidimos escoger el más corto, puesto que la oscuridad ya empezaba a cernirse sobre nosotros, y acabamos el recorrido casi a oscuras, a eso de las 21:30. Un día muy buen aprovechado, el domingo.


Torre del Diablo.




El lunes tocaba volver de vuelta a Minnesota para comenzar a trabajar de nuevo el martes, pero aún nos quedaban algunas cosas por ver por el camino. La primera parada, no muy lejos de Rapid City, fue Wall Drug, una especie de centro comercial lleno de tiendas de souvenirs y ropa vaquera ambientado en el lejano oeste.


Wall Drug.











La segunda parada, por su parte, fue en 1880 Old Town, una especie de recreación de pueblo fantasma. Estados Unidos está a rebosar de pueblos fantasmas y uno de mis deseos era ver uno, aunque fuera una recreación real. El pueblo, típico como todos, consistía en una calle recta con un montón de edificios a ambos lados, entre ellos hoteles, un saloon, una escuela, la oficina del alcalde, una comisaría, la prisión, etc., todo bien ambientado y con todo lujo de detalles. Me gustó, sobretodo, el saloon, con sus puertas de madera, su barra del bar, donde agarré una botella de zarzamora para simular estar bebiendo allí, y una mesa donde había un vaquero bebiendo y jugando a cartas. Allí debió de haber duelos a muerte con revólveres y al amanecer.


Old Town.























A todo esto, eran las 20:00 de la noche (habíamos salido a las 11:00 de Rapid City), nos quedaban unas nueve horas de viaje y teníamos que entrar a trabajar a las 8:25 al día siguiente. Entre Dakota del Sur y Minnesota, hubo niebla espesa, lluvia y tormentas, estábamos agotados y acabé acostándome a las 5:30 de la mañana. Luego, a trabajar. Hoy estuve reventado, pero me estoy bebiendo una cerveza mientras escribo esto, nadie me quitará lo bailado y ya dormiré cuando esté muerto (o en todo caso, esta noche).

Mi siguiente y último viaje será a Albuquerque y Santa Fe (Nuevo México).

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